Pasar unas vacaciones en la cuna de la actual civilización occidental es todo un lujo, sin duda, pero al alcance de la mano y que podremos llevar a cabo sin hacer estragos en nuestra economía. La oferta de viajes a Grecia es constante desde hace décadas. Cruceros, vuelos, travesías en tren y por libre encuentran en Grecia un destino dotado de una personalidad histórica como muy pocos en el mundo.
Muchos de los viajes a Grecia hallan su fin en el inagotable muestrario arqueológico que, a la intemperie o en museos, brinda el país. En la capital, Atenas, la Acrópolis con su Partenón atraen buena parte de las miradas, sin duda; pero Grecia guarda otras muchas sorpresas. Algunas deliciosas.
Ciertos turistas, durante sus viajes a Grecia, encuentran en la gastronomía otro motivo más darse la enhorabuena. La gastronomía griega no es ostentosa. Basa su arte en la simplicidad y en la sabia combinación de unas materias primas de gran calidad. El aceite de oliva está presente como lo está en España, aunque acompañando unos platos generalmente muy distintos. El visitante que lo desee podrá comer un buen chuletón a la parrilla, pero en los restaurante griegos sobre todo hallará la célebre moussaka, el dolmades (un guiso de carne con hojas de viña), la taramasalata y las deliciosas bolitas de carne llamadas keftedes, entre otros muchos platos que llenarán de sabor los viajes a Grecia.
Los viajes a Grecia no son lo mismo para muchas personas si no visitan alguna de sus islas. Corfú, Creta, Rodas, Santorini… Decidirse por cuál no es tarea fácil. El territorio de Grecia comprende, además de la península, 6000 islas. Desperdigadas por los mares Egeo y Mediterráneo, las Islas Griegas dan la bienvenida con la belleza de sus paisajes, su gastronomía y su envidiable historia a cuentos turistas se deciden por realizar viajes a Grecia.