Desde Ciudad el Cabo hasta el norte de Marruecos, África ofrece algo más que paisajes hermosos y entretenimiento. Un viaje a África, con todo lo que ello implica, ha de ser planeado cuidadosamente si queremos que nuestra excursión a uno de los continentes más célebres pero, al mismo tiempo, más desconocidos, se convierta en un espacio de tiempo inolvidable en nuestras vidas.
Un viaje a África puede pasar por la cordillera del Atlas, en Marruecos, donde los escaladores más osados y también aquellos que sólo busquen senderismo, encontrarán las rutas más apetecibles. El mítico desierto del Sahára es otro de esos lugares, en este caso inmenso lugar, en los que un viaje a África cobra sentido. En Tinduf, en la frontera del Sahara Occidental con Argelia, se celebra anualmente y desde ya unas cuantas temporadas, es Festival Fisahara, donde actores, actrices y otros artistas comparten con los nativos y con los turistas que desean acudir al evento, momentos inolvidables de cine y espectáculos al aire libre, rodeados del inabarcable desierto y bajo la legendaria luna del Sahara.
Para muchos, un viaje a África es sinónimo de safari. Diversas compañías ponen los medios para que, una vez hayamos aterrizado de nuestro vuelo, esa aventura que llevábamos soñando desde pequeños se convierta en realidad.
Un viaje a África puede pasar por la jungla tropical de países como Guinea Ecuatorial o las tan cinematográficas nieves del Kilimanjaro, hasta las aguas cristalinas y rebosantes de vida de la costa tanzana. Sin duda, el viaje a África también encontrará incondicionales amantes de la arqueología o la antropología, que a buen seguro se asombrarán ante los ejemplos que museos de arqueología y antropología como los de el Cairo o Dar es Salam, en Tanzania, ponen ante nuestros ojos. Los vestigios más antiguos de la humanidad se hallan a menudo a golpe de vista durante nuestro viaje a África. Sólo se trata de saber ver… o de saber escuchar.