París recibió el nombre de La Ciudad de las luces, debido a su historia al ser un centro famoso de la educación durante los siglos 17 y 18. El movimiento intelectual hizo de París un lugar para promover pensamientos científicos y políticos, combinados por el arte y la literatura. Fue también durante la época de la Ilustración, cuando París experimento la llegada de las lámparas de gas en 1828, iluminando los Campos Elíseos, además fue la primera ciudad europea en iluminar una calle de la ciudad.
París posee un ambiente apasionado por la mañana, cuando la gente se sienta en un café y admira la Torre Eiffel desde la distancia. Los religiosos pueden visitar la catedral de Notre Dame y ver el Portal de la Virgen en todo esplendor desde el siglo 13. Por la noche, la obra maestra gótica francesa se transforma en un espejismo de oro de misterio. La artesanía y monumentos medievales mejoran con las modernas herramientas de iluminación con las que cuenta París.
La belleza clásica del Arco del Triunfo sirve como puerta de entrada a la monumental a los Campos Elíseos. Por la noche, la belleza del arco se ve transformada por los focos que representan la llama eterna, en homenaje a los valientes soldados que perdieron la vida en las guerras francesas. No muy lejos de la Place de la Concorde se encuentra el Museo del Louvre, que brilla por su propia luz mágica, que sobresale de la pirámide de cristal.
Un crucero por el Sena durante la noche es perfecto para despedir un día de apasiónate aventura y de este modo poder tener otra perspectiva de los monumentos y lugares de interés de París.