En Portugal, hay un pequeño pero muy interesante pueblo llamado Monsanto. La característica principal de este lugar es su arquitectura y ubicación inusual. El pueblo está literalmente construido entre enormes rocas, muchas de ellas son viviendas convencionales.
Este pueblo único está situado en una gran elevación escarpada, en una de las laderas de «Serra da Estrela». No se sabe por qué se decidió establecer un asentamiento en un lugar tan remoto, pero algunos investigadores afirman que se hizo por razones de seguridad.
Cuando alguien ve por primera vez Monsanto, puede pensar que el pueblo ha sobrevivido a gran cantidad de cataclismos, como terremotos. Pareciera como si la montaña hubiese deslizado grandes peñascos y que estos se hubiesen estrellado directamente contra la estructura urbana. Sin embargo, cuando vamos acercándonos cada vez más a sus casas, nos damos cuenta de que todas estas rocas son una parte integral de la arquitectura del pueblo.
Construir un pequeño pueblo así en las montañas no era fácil. La construcción de cada edificio en Monsanto tuvo un arduo trabajo. El principal problema fue la falta de un lugar adecuado para el levantamiento de viviendas, por lo que cada metro cuadrado, literalmente, había que ganárselo a la montaña. Al menos, no faltaron materiales de construcción, la piedra con la que se hacían las casas eran tomadas de la misma ladera.
Las viviendas más características en Monsanto son las que se tallaron directamente en las gigantes piedras. ¿Quién diría que una roca podría convertirse en una acogedora casa?
Monsanto se ha convertido en un museo al aire libre y en un lugar muy popular entre los turistas. El tiempo aquí parece como si se hubiese detenido. No hay supermercados, gasolineras, ni coches… A través de sus estrechas calles, quizás, el único medio de transporte por el que veremos a sus habitantes ir de un lado a otro, es el burro.
Llegar a la inusual ciudad portuguesa, incluso a día de hoy, no es fácil. Solo después de viajar varias horas en autobús a través de una larga subida por carretera de montaña, encontraremos «la aldea más portuguesa de Portugal«, como así fue bautizado tras un concurso nacional en 1938.
No muy lejos del pueblo se encuentran las ruinas de un antiguo castillo de caballeros templarios, y en la cima de la montaña, podremos tener unas vistas espectaculares de Monsanto y sus alrededores…