Las Cuevas de Zugarramurdi, situadas en Navarra, muy cerca de su capital, Pamplona y del pueblo francés de Sara, es una cueva muy sencilla pues no tiene ni estalagmitas ni estalactitas.
Lo más atractivo de ellas son las leyendas que la rodean, pues estas cuevas fueron utilizadas para “aquelarres», (es una palabra vasca y es el lugar donde las brujas celebraban sus reuniones). Históricamente, es un lugar que utilizaban los hombres y mujeres para sus reuniones como escapatoria de su rutina diaria, aunque se pensaban que estas personas eran brujas, ya que según las leyendas, creían que se reunían para alabar a «Akerbeltz» (un macho cabrío de color negro) con lo que abrían un portal al infierno y negociaban las riquezas con Satán.
Es por ello que La Inquisición condenó a 40 mujeres de Logroño por pensar que eran brujas de Zugarramurdi, y 12 de ellas fueron obligadas a morir en la hoguera por no arrepentirse ni convertirse a la fe cristiana. Este hecho histórico es uno de los más importantes de esta época pues supuso grandes críticas aunque también bastante aceptación por suprimir lo que se creía como el “culto a la brujería”.
Esta zona, de tan solo 250 habitantes, mezcla tanto la historia como las leyendas sobre brujas que giran en torno a la cueva, es por ello que muchos son los que se acercan para poder ver con sus propios ojos los hechos terribles que sucedieron hace cuatro siglos.
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