Ubicado en las montañas de la provincia de Henan, en China, encontramos uno de los caminos más singulares del mundo: el túnel Guoliang.
Tan solo tiene unas décadas, pero ya se ha convertido en uno de los senderos más famosos gracias a su ubicación y diseño increíble. El túnel Guoliang, transcurre por dentro de la roca y se extiende más de 1 kilómetro.
Durante años, el pueblo de Guoilang fue aislado, literalmente, del mundo exterior, ya que estaba rodeado completamente por altas montañas. Salir de la aldea en aquellos tiempos no era nada fácil. Solo se podía hacer mediante peligrosas escaleras ascendiendo y descendiendo acantilados. Por supuesto, en aquel entonces, la población local se preguntaba a menudo si sería posible la construcción de un camino seguro, pero ninguno de los proyectos podían hacerse realidad en un área tan remota.
Pasaron los años, y la necesidad de una carretera se hizo cada vez más y más grande. Como resultado, en 1972, la paciencia de los residentes locales se agotó y empezaron a construir por su cuenta un túnel en la roca.
Para ellos tuvieron que vender cosechas y animales, como cabras, para recaudar el dinero necesario para herramientas. Shen Mingxin, el jefe de la aldea, guió el proceso de construcción.
Los habitantes del pueblo decidieron que la única manera de hacer un camino sería un tunel recto a través de la montaña. Al principio parecía una obra compleja y poco factible, pero la perseverancia de los locales hicieron que consiguieran lo imposible.
Durante 5 largos años, los aldenaos cavaron en la roca hasta conseguir un túnel de 1.200 metros de longitud, 5 metros de alto y 4 de ancho. Cada metro del túnel costó sangre y sudor. El trabajo no solo era difícil, sino que también muy peligroso ya que se corría el riesgo de que el túnel se viniese abajo. Varios aldeanos perdieron la vida en una serie de accidentes, algo que no impidió que se siguiese adelante con la construcción.
Los trabajos se terminaron en la primavera del 1977, y el 1 de Mayo de aquel año, el túnel fue abierto al tráfico. El túnel cuenta con 30 «ventanas» de diferentes formas y tamaños abiertas en la roca para proporcionar luz natural, ya que no había electricidad.
Cada año, la aldea, y en concreto el túnel, es visitado por miles de turistas. El pueblo, de 300 habitantes, se conserva en buenas condiciones gracias al turismo.