Cuando uno es pequeño, realmente resulta difícil diferenciar entre lo que puede ser útil para el futuro y lo que no; es aquí donde entran en juego los padres, ya que al fin y al cabo son los responsables de determinar qué cosas ha de realizar el hijo para que en el futuro puedan sentirse orgullosos del aprendizaje que han transmitido a su pequeño. Los campamentos de verano suelen ser el mejor lugar tanto para aprender cosas nuevas como para conocer gente, ya que resulta que las edades comprendidas entre los 5 y los 15 años son las más indicadas para hacer amigos ya que de estas relaciones suelen ser amistades para toda la vida.
Pero lejos de ir únicamente a hacer amigos, los niños que acuden a los campamentos de verano también tienen que ir con el objetivo de aprender cosas. Por un lado está el aprendizaje de la naturaleza, ya que en este tipo de campamentos los pequeños se suelen poner a prueba para que sean capaces de aprender a respetar la naturaleza al mismo tiempo que buscan todos los recursos necesarios para “sobrevivir” a su aventura; pero por otro lado está el aprendizaje que puedan transmitir los propios profesores, y ahí se incluyen las clases de idiomas como por ejemplo el inglés. En estos tiempos resulta fundamental dominar más de un idioma, de modo que cuanto antes se proceda a aprenderlo, antes conseguirá uno hablar ese idioma como si se tratara de su propia lengua materna.